¿Por qué tiene mi hijo/a esa actitud negativa? ¿Por qué se queja de todo y se enfada rápido? ¿Por qué echa la culpa a los demás de sus errores? ¿Por qué tiene una imagen negativa de sí mismo/a? o ¿Por qué le cuesta tomar decisiones? Como padre/madre seguramente en algún momento te has hecho una o varias de estas preguntas, pero ¿qué hay detrás?
Pues normalmente, existe una relación invisible entre:
Preocuparse demasiado — Tener miedo a equivocarse — La presencia de estados de ansiedad.
Cada vez hay más casos de niños que sufren ansiedad y lo más alarmante, es que la encontramos desde edades muy tempranas. Muchas veces de forma inadvertida e inconsciente no nos damos cuenta de la cantidad de situaciones que suponen un desafío para nuestros hijos: el colegio, las actividades extraescolares, las relaciones sociales, la relación con la familia, problemas con los compañeros, la etapa preadolescente o la propia adolescencia. En ocasiones, sienten que no son capaces de controlar esas situaciones y se muestran preocupados y ansiosos.
Además, algunos padres ponen un excesivo peso y críticas en los resultados. No obstante, cae en el olvido que aprender a ser autónomo y responsable, sentirse bien y ser una persona respetuosa con el que tiene al lado, no es sacar un sobresaliente.
Acabaré como he comenzado, lanzando una pregunta, ¿cuánta importancia… o mejor dicho cuándo ha tenido la misma importancia para ti, que tu hijo obtenga un sobresaliente, que el hecho de que tu hijo se sienta útil, capaz y seguro para afrontar y saber qué hacer en la VIDA sin que papá o mamá salga al rescate?
PENSEMOS
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